El título de este blog se refiere a la condición de “caja negra” que tiene nuestro sistema de salud para la mayoría de las personas. Al momento de ir a comprar casi cualquier servicio, uno más ao menos sabe cuanto va a costar, qué esperar, cuanto se va a demorar… al menos con cierta aproximación. Cuando un paciente va a una consulta, al servicio de urgencia o se hospitaliza por alguna razón, son escasas las ocasiones en que se tiene una idea de qué es lo que va a pasar. Esa es UNA de las cajas negras.
La OTRA caja negra es saber exactamente qué es lo que pasa al interior de nuestro sistema de salud. ¿Qué medicamentos se están recetando para la hipertensión? ¿Qué exámenes se piden para diagnosticar problemas en la tiroides? ¿Son los adecuados? ¿Cuantos pacientes están al día en sus exámenes de chequeo? ¿Podemos mejorar?Para contestar cada una de esas preguntas, cuyas respuestas son esenciales para mejorar el funcionamiento del sistema de salud, hay que realizar estudios costosos y complejos. ¿Ocurre lo mismo en otras industrias? La respuesta es NO. Otras industrias, el retail por ejemplo, tienen instalados hace rato los sistemas que les permiten saber sus estadísticas en un instante (Data warehouses y Business Intelligence). Nuestro sistema de salud necesita con urgencia sistemas de información que nos permitan saber qué es lo que pasa dentro de esta caja negra. Disponer de esa información es crucial si queremos mejorar. La salud se ha quedado atrás en este sentido porque no es lo mismo implementar un sistema informático para un supermercado que para un hospital o una red de consultorios. Pero es una prioridad que no puede esperar. No podemos seguir adivinando qué es lo que se tiene que hacer para mejorar. Se necesita un sistema de salud transparente y los sistemas de información en salud son claves para lograrlo.